Construyamos la casa,
rebuscando en la arena
restos de aquel naufragio
que la marea trajo
hasta esta orilla.
El madero ya no es proa,
ni popa, ni casco, ni mástil de vela,
que fue partes
de la orgullosa nave que surcó
el océano embravecido
y acabó tragada por las olas.
Descuartizó la tempestad
su recio cuerpo,
dejó abandonado sus miembros
en la desierta playa.
Hagamos pues con ellos,
el pilar de una nueva estructura
y forjemos con sólida base
la nueva estancia
donde encontremos refugio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario