Lentos, pesados, agónicos

Lentos, pesados, agónicos

pasan los minutos

ante el aburrido párvulo.

Con torpe destreza

pelea con el tiempo

y juega al olvido de lo obligado.

Pero los años, implacables,

cargarán en su cuenta,

su descarado atrevimiento,

porque el tiempo nunca

perdona

y menos le dejará ileso

del pecado de su inocencia.


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