Un día fui niña,
con los ojos abiertos
y el alma pura.
Un día fui joven
que buscaba razones
para la vida.
Un día fui mujer
con algunas certezas
y muchas dudas.
El presente,
siempre breve,
caduco en sus horas,
guardará sus sorpresas,
en un tiempo que promete
cumplir su amenaza.
Un día,
descreída de las cosas,
volaron lejos algunos sueños
mientras otros hicieron nidos.
Quedó bajo llave
la fruta de la esperanza
que engaña el apetito
con la dulce promesa
de más tarde saciarlo.
Reconocer su justo sabor
es ciencia difícil.
Echar a volar esta ave
tiene su castigo.
Entre las manos aferrarla
con ansias de avaro
es error mayúsculo.
Propio de torpeza
es poner a su amparo
nuestro destino.
Entregarte con fe religiosa
es amor perverso.
Aborrecerla, un suicidio.
Un día renací
de un saber inocente
a una ignorancia sabia.
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