No sabes si duele la felicidad
que se intuye en el otro,
no sabes si son sus sonrisas
promesas o logros.
Tal vez tienen razones sus alardes
de alegría, puede que estén
en lo cierto y sea tu camino
errado, llevados tus pasos
por un territorio hostil.
No hay vuelta atrás,
sus huellas se borraron
las cubrió la maleza,
imposible retomar en el cruce,
el desvío acertado
por un paisaje más hermoso.
No sabrías si tu deseo
es deseo del otro
que araña la piel y golpea tus huesos,
si son ilusas sus amplias sonrisas.
Quizá es fe por una causa
que no entiendes.
Entonces, ¿por qué sufres
la penitencia del desaliento
por culpa de un reflejo?
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