Los poemas de amor han quedado
bajo las sábanas,
en los cajones de la mesilla.
En invierno se enreda su frío
entre las mantas
y en verano se pega su ardor
a los cuerpos desnudos.
Son palabras que el tiempo traen
y llevan con sus barruntos,
como ave migratoria
busca el territorio propicio
el alimento que sacie,
la calidez y el albergue
donde anidar en lugar seguro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario