Esta máscara que se mira
al espejo
buscando su identidad
es una ficción indescifrable.
Sin poder acogerse
a ningún rostro, se hace mueca.
Juega como un niño puro,
sucio de barro,
teje hilos de hechos y sueños.
Somos nada y la sensación
insoportable de vacío
prefiere llenarse de humo
o huracanes
antes que sentirse rota vasija,
fruto hueco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario