Entró el otoño

Estremece el aire de sus mañanas.
Anunciaron las tardes
la llegada del otoño.
Amanecía el campo
con gotas de rocío,
empañaba los cristales en la noche
el frío relente.
Hay una calidez en la luz del sol,
entregada al nuevo día,
el tránsito de unas horas calmadas.
Cayó vencido un ejército
de rayos,
sus afiladas lanzas rotas
se rinden a la frescura
de una estrenada brisa
que traen los ecos del otros combates:
tardes de lluvia y viento,
torrentes huyendo por las alcantarillas,
relámpagos entre las negras nubes
y, al ceder la tormenta,
el fulgor de un gris asfalto.

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