Tocar fondo


Naufragas en este amplio océano,
ceñido en un espacio limitado
por la línea gruesa del horizonte.
No muro, sino abismo tenebroso,
vacío, de aparente calma,
pero terrible enemigo amenazador.
Día y noche relevan su turno
en esta agónica vigilancia.
Quedan exiguas fuerzas  
y rendido haces el muerto.

Sobre esas aguas profundas,
ya no nadar,
abandonarse a la nada
que su voluntad ofenda,
dejarte llevar por el viento o la brisa,
arrastrada por su autoridad caprichosa,
bañar el cuerpo con la sal de tus lágrimas
y hacerte uno con el mar.

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