Que cada uno limpie su cocina
y barra los rincones de su casa.
No acumule polvo sobre los muebles
más allá que el decoro cubre
al ojo ajeno.
Escapar de ese murmullo pegajoso
que se adhiere a nuestras alas,
seamos mariposa inconsciente
que ignora donde aguarda su presa.
Pero no se mienta, fue oruga un día
y volverá a serlo.
No te confunda su alegre danza
entre bellos colores y aromas.
Oculta su verdadera tragedia,
ser fiel sin saberlo
a la impronta que la encadena.
Luego si queréis darle poesía,
sueños bucólicos,
y hasta otorguémosle que sea capaz
con su frágil aleteo
de provocar grandes proezas.
Que cada uno limpie su cocina
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