Ocurre nada más despertarnos

 Ocurre nada más despertarnos
que los hilos frágiles
de aquel espacio ignoto
se rompen,
se escapan
como agua por el desagüe.
Casi siempre los sueños son huidizos.
Una vez abrimos los ojos de la conciencia,
aunque tengamos los párpados cerrados,
ellos comienzan a esfumarse
igual que amantes prohibidos,
igual que la noche abandona la mañana.
La oscuridad desaparece subrepticiamente,
se evapora haciendo nubes
que planean sobre nuestras cabezas
por breves
segundos.

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