Cuando la palabra tiene un precio
que compite con el pan,
uno duda si llena la boca
o su alma.
Cuando la palabra es sueño
de unos pocos,
tenemos la certeza
de que es insomnio de muchos.
¡Vuele la palabra sin mapas,
lejos de los que más saben de letras,
porque esos controlan el aeropuerto!
Sí al verbo plural y generoso
vertido sobre la tierra como agua de lluvia.
Rieguen todos los campos,
germinen sus flores en frutos
que puedan comer todos.
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