Ha llegado la hora
dulce
del estío,
languidece bajo la
sombra
el espíritu,
un leve suspiro del
aire
mueve con suavidad
las hojas.
Algunas ceden al
peso
de una hilera de
hormigas,
caen lentas desde lo
alto,
giran como
acróbatas,
emprenden el vuelo
al cielo, a la
tierra,
a la nada,
estas alas rotas…
No hay comentarios:
Publicar un comentario