¡Cuánta tristeza en este vacío,
cuánta soledad en este viaje!
Desde esta ventana,
perenne se divisa
el mismo muro.
No le salen alas al lomo,
y le sostienen flacas piernas
a este esqueleto frágil.
No cesan los sueños
de ser campo florido,
persisten con ávidas ansias
que la vida frustran.
Abandonado descampado
donde crecen hierbas salvajes,
con raíces profundas y firmes
que han echado una fuerte
lazada al suelo.
Anclado a la tierra
sin ramas crecidas,
¡el cielo queda tan lejos!
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