Qué manía tiene este viajero

 Qué manía tiene este viajero
que no toma asiento nunca.
Con su mirada inquieta,
después de recorrer las líneas concéntricas,
salta de nuevo 
a la línea recta hacia su infinito.
Le puede su inquietud
frente a la cómoda estancia
y mira que sabe que le dolerá el adiós.
Aunque le brille la mirada 
y despeje el brumoso horizonte
con la promesa de descubrir 
otros paisajes,
no olvida la esquina clavada
en su corazón 
al despedirse de un territorio
al que quizá nunca más vuelva.

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