Te veo, luna, por la ventana
sobre tejados ajenos,
entre árboles urbanos,
tapada por edificios.
No sobre la alta montaña
ni entre valles,
sobre los prados oscuros.
Hace destellos
de brillantes agujas
la verde hierba
reflejada en un río
sobre las ondas de las olas.
Luna llena y redonda,
lunar blanco sobre el negro
traje de la noche,
bendito pozo misterioso
del que bebe nuestra
fe y esperanza.
Diosa de nuestros rezos,
te pedimos la gracia
de un cielo infinito.
Eres luz que no ciega,
que alumbra más que un sol
y calma nuestros miedos.
Luna hermosa y callada,
¿por qué vuelves tu rostro
a mis anhelos para volver
triunfal sobre estas sombras?
Te veo, luna, por la ventana
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